The Resistance

• Épico, inolvidable y trascendente el nuevo material de Muse.
• "No nos detendrán" dice una línea de "Uprising".

El amor se vive en el hoy, en el ahora; la libertad aún excava a grandes profundidades con el deseo de ver la luz. Éstas son dos imágenes que, en un primer momento, me vienen a la cabeza al escuchar el nuevo disco de Muse, The Resistance, cuyo interior guarda un inigualable canto al amor y a la belleza con desbordante poder.

Era de esperarse que el nuevo material de Muse fuera aún más poderoso que sus precesores. Aún recuerdo aquel lejano año 2000 cuando escuché por primera vez a esta banda; aún recuerdo también que entonces le comenté a mi gurú musical lo mucho que me gustaba un disco con un sonido radioheadesco: Showbiz, y me lo despreció; aún recuerdo que no me permitía un momento sin escuchar "Filip" y "Sunburn", uncluso más que mi preciado KID A.

En ese periodo Muse cubría todas las cualidades que buscaba en la música: ofrecía sonidos electrónicos con canciones que figuraban entre lo oscuro y la rabia, además de que por ahí palpitaban hermosos sonidos de piano, una característica que con el tiempo se ha vuelto propia de esta banda.

Origin of Symmetry me costó un ojo de la cara: lo busqué por todo México, hasta conseguirlo gracias a un pedido especial en Mixup, más tarde me enteré que en Tepito y El Chopo no era tan difícil de adquirir. Este disco en especial es difícil, las canciones no son comerciales y es un viaje a la perfección matemática, a los esquemas más convencionales que se aprenden en la escuela de la música bajo la tutela de Chaikovski y Philip Glass; aún no lo digiero, lo mantengo en el nervio auditivo, en la sala de espera de la ventana cerebral; aún le guardo respeto y lo tengo ahí, en espera de poder mirarlo a los ojos.

En 2003 llegó Absolution, con el cual, a mi parecer, en México se empezó a reconocer a Muse como una banda importante en el paisaje musical. Este disco, como la gran mayoría lanzados durante el mismo periodo, estuvo muy influido por acontecimientos como la guerra en Irak, incluso es desolador, depresivo, apocalíptico: "Absolution", "Apocalypse please", "Butterflies & Hurricanes" y en especial "Thoughts of a Dying Atheist" ("Pensamientos de un ateo moribundo") son muestra de ello. Absolution me dio una de las canciones que más he escuchado en mi vida: "Endlessly".

Cuando llegó 2008 conocí a Muse cara a cara en un recital que dieron en el Palacio de los Deportes en la Ciudad de México, entonces supe lo importante que eran para mí. Casi dos años atrás habían lanzado Black Holes and Revelations, no muy bien recibido por los críticos, quizá por el éxito comercial que de ahí se sucedió. No obstante, a pesar de abandonar los patrones musicales que mantenían desde sus inicios, este disco me pareció fresco, aunque no propositivo. Con sus agujeros negros y revelaciones, Muse llegó a la cima y todos coreamos "Starlight", otra inolvidable canción al amor. Los pianos aún fueron importantes y Muse se coronó, prueba de ello es H.A.A.R.P. De este álbum, mi lista de canciones preferidas admitió a "Invincible".

Finalmente, hace dos semanas se lanzó The Resistance que, como dije al inicio, me proyecta dos imágenes: las del amor y el deseo de libertad. Este álbum guarda más cercanía con composiciones clásicas, con los grandes maestros sinfónicos y, a mi parecer, tiene a Queen como referencia marcada y a las grandes producciones cinematográficas de corte épico: The Resistance me hace pensar en Charlton Heston liberando al pueblo judío en Los Diez Mandamientos, lanzando las tablas de la ley a un pueblo que no puede desprenderse de sus viejas creencias. Por otra parte, Bellamy admite dos influencias: la novela 1984 de George Orwell en el tema "Unit States of Eurasia" y el Nocturno Op. 9, No. 2 de Frédéric Chopin en la sonata para piano "Collateral damage".

Y ahora lo confirmo: las tres bandas más presentes en mi vida musical son Radiohead, The Beatles y Muse, todas británicas, todas invaluables, todas partidarias de la belleza y la verdad.