Spun



Spun


Si hay algo que gusta ver en cine son debilidades, y más cuando se muestran con irreverencia y dosis adictivas de comicidad. Pero hay algo que gusta más: la comedia visceral, trágica. Spun, ópera prima del director Jonas Åkerlund es esto y más (o menos, dirán algunos cinéfilos ortodoxos).

En un viaje de tres días a bordo de su Volvo marrón, Ross (Jason Schwartzman), un adicto al speed, conocerá los límites que él mismo se ha impuesto; a su vez, Nikky (Brittany Murphy) empezará a caminar sobre la línea de la redención, una redención árida como el Texas en donde se suscitan estas historias y las de un grupo de seres humanos unidos por la palabra exceso: Mena Suvari as Cookie, decadente y entrañable; John Leguizamo (¡maestro!) como el perdedor Spider Mike y Mickey Rourke, mucho antes de su papel en la aclamada El Luchador.


¿Por qué verla?
Si bien Jonas Åkerlund no ofrece algo nuevo a la historia cinematográfica, por lo menos le brinda un aire de frescura a un leit motif que, desde Trainspotting (Danny Boyle, 1996), no se percibía tan lúdico.

A primera vista Spun parecerá una película de excesos, y lo es, temo decirlo, aunque sólo visual y técnicamente, ya que hasta entonces ningún otro film tuvo tantos cortes de edición (5000); en contraste, su narrativa y fotografía son sencillas. Por otra parte, las actuaciones de Schwartzman, Murphy, Suvari y Leguizamo -sólo por mencionar a los principales- son correctas y, por momentos, sublimes, especialmente en el caso de Schwartzman.


Vale la pena detenerse a ver los 105 minutos de Spun, quizá estemos a menos de tres días de cruzar esa delgada línea del no retorno, en cualquier sentido.


FICHA TÉCNICA

Titulo original: Spun
Estados Unidos, 2002, Newmarket Films (et. al).
Dir. Jonas Åkerlund.
Actuaciones: Jason Schwartzman, Mikey Rourke, Brittany Murphy, Mena Suvari, John Leguizamo.
Guión: Creigton Vero y Will de los Santos.
Fotografía: Eric Broms.
Música: Billy Corgan.

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