Cuentos (y otros escritos) de los chamacos



En la nave
Melissa Arlette Vargas

En la nave todo es felicidad, hay paz, pero a la vez hay un poco de temor: tienen miedo de ser felices.



La danza emo
Alejandro Rojas

Cada semana los emos se reunen en un lugar horrible que para ellos es sagrado, ahí cometen toda clase de tonterías: se desnudan y hacen sacrificios, toman hasta perder el conocimiento, las mujeres vírgenes se entregan a todos y les duele... el sexo sin amor.



Corriendo por el Bosque
Diego Benavides

Corriendo por el bosque me encontré una vara, juego con ella. Corro, corro sin detenerme. Nada me detiene.


Rebelión
José Luis Valdez

La rebelión: expresar lo que uno siente y piensa.



Los Niños Crecen
Ricardo Afaim Martínez

Los niños crecen, ¿ya lo ves? Déjame salir. Los niños crecen, corren en las calles y se mojan en los charcos.



Cuando cayó la bomba
David Estrada

Las personas corrían desesperadas tratando de escapar de esa gran explosión. Fue en vano, una hora después se encontraban miles de cuerpos totalmente mutilados y muchos otros quemados.

Era inútil seguir buscando, no había señal de vida a nuestro alrededor. Además de los cuerpos había edificios destrozados que parecían impotentes, casas, autos... todo inservible.



Cuando cayó la bomba
Irving Hernández

Cuando cayó la bomba las alarmas se detonaron como agudos llantos de cuervos, las miradas volteaban al cielo que poco a poco se volvió oscuro, la incertidumbre y el pánico se hicieron presentes. Todo era caos, las personas querían salvar su vida de aquella bestia que todo cubrió de enfermedad, de aquel hongo que inmutaba los nervios. Todo queda en silencio, el más escandaloso y horrible silencio, todo hierve, todo muere. No hay miradas. La gran luz blanca no permite ver el horror que dejó la bestia. Los pequeños se han quedado sin camino.



Cuando Cayó la bomba
Viridiana Bernacho

Había mucha oscuridad esa noche, él se encontraba solo, un ruido lo sorprendió y no sabía si correr o sólo gritar; de pronto se encontró con lo que más temía y corrió desesperado por el bosque con el corazón exaltado. Se escondió detrás del tronco más grande que pudo encontrar. Había silencio y sólo silencio, entonces asomó la cara tembloroso, lo vio a los ojos y se paralizó.



En la Nave
Sarahí Santín

En la nave se encuentran los raptados, buscan cómo salir, no ven nada, sólo la isla de donde fueron tomados. Se ven objetos raros. Cada vez se alejan más y más. De pronto se encuentran desolados en una galaxia sin saber quién los rapta.



En Hiroshima
Juan Adrián Valdez

Asustados por cada secuestro, mordiendo el labio por cada amenaza de terrorismo un día estás tranquila, al otro corres por tu vida. Desapercibida sueltas a tu hijo entre tanta gente, lo buscas ansiosa, sin imaginarlo, en el mínimo momento le disparan. Escuchas la bala a lo lejos y corres, corres a rescatarlo. Es tarde. Tu hijo muere, muere en tus brazos. Lloras, pero es tiempo de correr: aún tienes familia qué rescatar. Sin pensarlo, dejas a tu hijo tirado sin hacer algo. Todo por una guerra.



Sin título
Jessica Magalli González

Muchos sueñan jugar. Muchos sueñan volar. ¿Por qué soñarán eso? ¿Por qué se producirán los sueños?



Sin título
Evelyn Bethzaida Domínguez

Ésta era una misión para las super nenas Mayra, Amaí, Laura y Eve quienes (debían de) acabar con todos los Hombres Zorro Mujeriegos. Era una misión casi imposible porque todos eran iguales.



Sin título
Diana Citlalli Archundia

Estamos en la nave en un vuelo sin sentido junto a millones de emociones y ritmos. No puedo quejarme, todo parece agradable, es un vuelo a la imaginación sin regreso donde podremos encontrar muchas cosas, incluso lo más deseable e imaginable como flores de papel creciendo en el pavimento. No tiene sentido decir más porque entrarás en mi imaginación y no podrás salir de ahí. Es hora de aterrizar, el vuelo termina.



Sin título
Jorge Alejandro Jiménez

Estábamos en la nave, paseábamos por una galaxia llamada Andrómeda, localizábamos nuevos soles, veíamos asteroides y explosiones de estrellas.



Sin título
Jorge Maximiliano Arias

Fue en Hiroshima. El fuego caía del cielo, el infierno ardía. Por un momento me sentí muerto, el suspenso se apoderó de mí. ¡Corran!, se escucha a lo lejos. No quiero salir, la muerte danza con los soldados caídos. ¿Qué pasa? ¿Dónde estoy? ¿Por qué todos corren? ¿Qué es eso en el cielo?

Esperaba ya estar muerto. No quiero salir, todo se desmorona a mi alrededor. He visto a mi madre morir.



Sin título
David Arthuro Nava

Aquí está. Regresa. Vuela, hay que salir del planeta, vayamos tú y yo para olvidar lo que nos agobia y para olvidar lo oscuro. Te invito (a venir) conmigo, tú y yo juntos (salgamos) de la tierra. Aquí está el día que te prometí: (en el que) olvidar(ás) tu infierno.



Fue en Hiroshima
Eduardo E. Ángeles

Una mañana, mientras todos trabajaban o dormían, rápidamente se acercó (a Hiroshima) un avión caza de los Estados Unidos de América, el cual soltó una bomba que en cuestión de minutos arrasó con todo a su paso. Una cortina inmensa de humo, escombros y sangre voló por el aire. De repente (hubo) desolación total: no quedó nadie, sólo escombros y cenizas orgánicas de los cuerpos incinerados, miles de vidas terminaron en cuestión de segundos. La ayuda ya no servía más que para evacuar a las poblaciones cercanas a la región. Las patrullas y ambulancias cercaron el perímetro de la explosión. Quienes miraban aquella pared de humo y cenizas se horrorizaban (al recordar) lo que fue una gran ciudad. Esa mañana nadie supo qué pasó, nadie sobrevivió, sólo el piloto de aquel avión, quien horrorizado miraba por la ventanilla preguntándose "qué hicimos". Éstas fueron las únicas palabras que resonaron dentro del inmenso vacío povocado por la explosión.



Pasarela
Leilani Briseida Nieves

Siempre soñé con ser una modelo exitosa, y ahora lo soy. Todos me admiran, soy única. Voy caminando y todos me miran, qué mágico es haber triunfado en mi sueño.



Él no quería saltar
Miguel Ángel Mejía

Él no quería saltar, todos los (habitantes) de la ciudad llegamos para decirle que no lo hiciera, que todos lo queríamos.



Nadando en el cielo
Irvin Contreras

No puedo decir que somos un artefacto que se mueve sin voluntad como un títere, pero tengo que abrir el paracaídas.



Nunca mueren
Fernando Bernal

Se dice que la batalla aún continúa para los guerreros caídos, que siguen luchando sin algún motivo pues no saben que han muerto.

Insultos, disparos y golpes siguen estremeciendo la noche, aunque ningún ser vivo puede escucharlos. Estos guerreros sin temor a ser derrotados reencarnarán en un tiempo y cuerpos elegidos por ellos mismos para concluir lo que un día comenzaron.



Sin título
Claudia Barreiro

Hoy mi corazón está de luto y lleno de golpes duros poque nadie acepta lo nuestro, nadie nos ve bien. Quisiera que fuésemos nubes y dar mil vueltas al cielo, (quisiera ser) fuego, humo y consumirme en ti porque así no puedo vivir. Somos amantes delirantes por un beso, vamos a amarnos hasta que el cielo se caiga y nos envuelva por todo nuestro cuerpo. Ven, no tengas miedo, eso es lo que debe de tener el cielo, vamos a (encender) un fuego y regres(emos) hasta que el sol se junte con la luna.



Sin título
Saraí J. Ochoa

Quiero chocolate, quiero amanecer en Marte colgada de tus pies, amarte bañada de tu piel, dormir y crecer a tu lado también, conocer el cielo viendo contigo lo lindo que es un atardecer, dejar de pensar y sólo vivir para amar, inventar un nuevo idiomaque conozcas también, vivir en un mundo azul y (en) otros colores también, creer en lo que no se ve y esconderme bajto tu luz, pues.



Bengala
Gabriel Sánchez

En un jardín de flores me encontré otra vez acostado entre el pasto y las hojas de los árboles. Vi un par de estrellas caídas del cielo simulando conocerme e incitándome a acercarme. Me encontré paseando por la vía láctea de la mano de mi novia la luna, las estrellas eran nuestras luces que nos decían el camino (que debíamos tomar) hacia la felicidad. Juntos caminamos hasta morir.



Corazón atómico de la vía láctea
Gabriel Sánchez

Vivo en un mundo donde lo material es todo y el ser no es nada, mi ciencia camina conmigo. Sin embargo, todos me miran sigilosamente y yo con una voz ensordecedora digo "¿Qué me están viendo? ¿De mí se están burlando?" Ya no soporto el camino sin rumbo y sin motivos. Un día en medio del camino un par de botes de jugo me hablaron, dijeron "no estás solo, sólo estás confundido". En ese momento me di cuenta que la gente no importa; sólo un buen amigo, una novia y la familia es todo lo que necesito para estar en un jardín que me preste la ((ilegible)) y vigilados por las flores de los jardies del espacio.



Sin título
Alfonso

En un pequeño pueblecillo vivía un pequeño duendecillo muy gracioso que se enojaba si no le querías dar de tu chela: comenzaba a gritar y a aventar cosas. Lo que nadie sabía de él es que era gracioso debido a que siempre andaba en la jarra.



Sin título
Fernando Miranda

En el viaje a la órbita encontré mi pasado, tu corazón fue la nave que voló hacia mi tereby en donde un druby la resguardaba como una tierra en el horizonte. Fue un zarpazo a mi corazón, que en el pasado había volado sobre Júpiter por la inspiración.



El viaje
Israel Morales

¡Mira! ¡Corre! ¡Corre! ¡No te dejes alcanzar! ¡Está a punto de llegar el monstruo, anda cerca!
Podemos salir, pero ¿si nos ve?
Oh, ¿qué ha pasado?
Se ha desmayado.
¡Anda, huye!, yo veré qué tiene y si muere.
¡Noooo! ¡Se ha parado!
¡Sigue corriendo, sálvate!
¡Déjate caer, llegarás más rápido!
¡Será un viaje fantástico!



Nuestro viaje
Iván Amaury Ruiz

Todos en nuestro viaje andábamos en pleno debraye cuando mi cuate el Pistache dijo que era un cantante. Después otros cuates sentían que andaban encima de un unicornio, que en realidad era el perro del tío Poncho. ¡Ah, no ma!, ahí viene E.T., o ¿es tu hermana Lety? Ya todos decíamos que volábamos, nos creíamos los 4 Fantásticos, cuando de repente sentimos (los) palazos (que nos dio) la vecina del compadre Palacios.


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