Pero sobre todo aiguanasee...

Ponyo en el acantilado sobre el mar

Título original: Gake no Ue no Ponyo (崖の上のポニョ)

Estudio Ghibli

Japón, 2008

Dir. Hayao Miyasaki

Guión: Hayao Miyasaki

Voces: Kate Blanchett, Matt Damon, Tina Fey, Liam Neeson

Música: Joe Hisaishi

Ponyo en el acantilado sobre el mar es la nueva película de mi director favorito de películas animadas: Hayao Miyasaki (El increíble castillo vagafundo, El viaje de Chihiro, La princesa Mononoke) que, a pesar contar con un elenco multiestelar para la voz de los personajes que encabeza los carteles (Cate Blanchett, Matt Damon, Tina Fey, Liam Neeson, Noah Cyrus), se le mira como una nueva entrega fiel a sus precursoras: se puede decir que una vez más sorprenderán la creatividad, la épica y, sobre todo, la calidez visual, muy particular de los films de Miyasaki, quien los orquesta de tal modo que sean inolvidables.

Ponyo en el acantilado sobre el mar cuenta la historia de un pez que desea ser humano, sin conocer los males que ello pueda ocasionar. Miyasaki ofrece una historia de amor a traves de esta película, pero al mismo tiempo aborda una problemática un tanto más compleja: el desequilibrio de la naturaleza, sin caer en lo académico. Punto aparte es lo que algunos comentan: se trata de una adaptación al clásico La Sirenita; pero no olvidemos que las mutaciones son un sello típico de este director, quien no se detiene en convencionalismos (hombres/cerdos, niños/dragones, niña/anciana, joven-príncipe/espantapájaros-cabeza-de-nabo, bebé/ratón...) y siempre con una finalidad particular en cada film.

Por su parte, también es bueno recordar que el cine animado japonés es elemental en el mundo occidental, es una gran escuela para la posteridad; este género no se toma las cosas a la ligera, por el contrario, crea historias de gran fuerza temática, en donde todos los elementos no son circunstanciales, sino pensados de tal forma que se relacionen todos, y el arte se encuentra hasta en la peca más pequeña de un personaje, y Miyasaki va después de un punto y aparte.

Cuando llegue el momento, no lo duden: pidan un boleto para ver Ponyo, sé que nadie se arrepentirá de ver una de las mejores películas animadas de toda su vida.