Amanece


De la noche callada vino el alma triste; de los ojos ciegos llegó la timidez de un niño que poco a poco se fue encorvando. Todos ellos, sujetos grises, empezaron a ser iluminados por sí mismos. Adentro se encendieron papalotes y volaron impulsados por vientos azules. Apareció el agua y lentamente se aproximó el sol.


Amanece.


Alberto Aradraug

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