Impresiones artísticas: El Libro del Cementerio

El Libro del Cementerio


Por Gabriel José Sánchez López


Yo dije

ella ya no está,

pero yo sigo aquí, sigo vivo

y he venido al cementerio

para cantarle una nana.

El Libro del cementerio, Neil Gaiman


El libro del cementerio, de Neil Gaiman, me pareció una novela muy interesante, ya que los personajes son muy originales y son narradas con detalle sus expresiones y el estilo de cada uno. Algo que me sorprendió fueron los lugares a los que conduce la historia, tal es el caso de la Tierra de los Ghouls, un lugar de poca fe y lleno de avaricia, habitado por personas que obraron mal en su vida, a quienes sólo les importaba tener todo el poder y pasar por encima de quien fuera para conseguirlo.


Un personaje que atrajo mi atención es el tutor de Nad Owens: Silas, una una persona de mucha cultura, de pocos sentimientos, con un carácter muy fuerte y protector de las fronteras de vivos y muertos. La novela narra que Silas no está vivo ni muerto y que en varias ocasiones le salvó el pellejo a Nad. Me pareció tan interesante este personaje, que el mismo libro me dejó la idea de que se refería a un ángel guardián.


También me gustaría mencionar al pequeño Nad Owens, quien se libró de la muerte a la edad de un año, logrando escapar al cementerio donde los muertos le brindaron todo su apoyo educándolo, dándole comida y un hogar. La infancia de Nad fue confusa, pues siempre se cuestionaba qué hacía viviendo en un cementerio y por qué no lo dejaban alejarse de él. Aprendió mucho de sus amigos muertos, ya que le contaban historias de lo que habían vivido.


Otro personaje de mi asombro es la amiga de Silas, la Señorita Lupescu, quien se podía convertir en una mujer lobo (sic). Me pareció importante ya que en otros libros se plantea a los hombres lobo como seres malos y despiadados; no obstante, éste es la excepción, pues se menciona que los hombres lobo son fieles servidores de Dios e, incluso, que son buenos. Por último quiero mencionar a la Dama de Gris, a quien asocio con la muerte.


Este libro me dejó dos buenas lecciones. La primera: no debemos temerle a los muertos. Ellos no te pueden dañar, incluso pueden brindar su apoyo y amistad y tal vez si abrimos nuestra mente, podríamos aprender muchas cosas de ellos, cosas que jamás habríamos imaginado, más aún, deberíamos de temerle a los vivos: ellos si pueden dañarnos de modo físico y psicológico. Y segunda: la muerte no debe asustarnos, hay que verla como el principio del largo camino de la vida: mientras sigamos en este mundo tan atrofiado y difícil hay que permitirnos dejar nuestra huella bien marcada para ser recordados y admirados, ser un motivo de inspiración para miles de personas y por miles de generaciones.

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