Diario

Hoy desperté con ansiedad, el cuerpo me tiembla de vez en cuando, desde anoche tenía la sensación de ser más de uno, como si en mí ocultara más personas, más cuerpos ficticios que me impedían conciliar el sueño; era como si ellos sostuvieran una lucha que no me permitía descansar. Creo que en un punto los dejé fuera y pude dormir. Hoy (desperté hace un par de horas) tengo una inquietud extraña, diferente a las comunes, me siento inmerso en un mundo desconocido, casi transparente. No estoy enloqueciendo, lo sé, sólo es que nada comprendo. Tengo esta necesidad de decirlo a quien me vaya a leer, a lo que me vaya a leer, como si con ello evitará una soledad perpetua. Creo que finalmente me encontré a solas en esta esfera y ahora intento salir para sostener cualquier tipo de contacto. Mi hermano me plantea sus perspectivas, no me preocupo, no me ocupo, sólo puedo estar ahí observando cómo sus inquietudes y sus conocimientos se petrifican para levantar monumentos. tomaría esto como mi amanecer, pero no sé si anochece y tampoco a qué equivale decir "amanece o anochece". Me siento despierto (o dormido) en mi propia habitación lejana del universo, quizá nunca establecí comunicación con nada o nadie, quizá por eso no completo los ciclos como se me pide que lo haga, quizá por eso no consigo obtener una conjunción de simple afecto... Parecen escudos que elaboro sin un sistema adecuado. Me estoy desbordando, creo que empiezo a perderme y nadie me sostiene, estoy lejos de todo, me encuentro inserto en un vasto alfiler y nadie puede venir a tomarme entre sus dedos. Estoy muy lejos de ser visto por alguien o por mí mismo, dudas se levantan como colosos, como tormentas incontrolables de arena. No hay una parada oficial en esta avenida. No me estoy derrumbando, sólo me comprimo con cada palabra. Estoy planeado para una sola escena que se repetirá incansablemente y yo ya me siento agotado en sus primeros tres ensayos. La vida es un simulacro, yo represento la palabra nada, como esa silla colocada de frente al destino... me siento inmóvil con una tormenta eléctrica en el interior, me siento ausente de mí mismo y siguiendo un papel que se me otorgó. Nada tiene que ver conmigo, nada me precede ni me sucede, voy a vomitar toda mi sangre para experimentar mi propio devenir, para construir un espejo que no me limite a observarme siempre a mí mismo tendido en esta camilla rumbo al hospital llamado eternidad, voy a extraerme los abismos que me comprimen. Sólo fui abandonado, fui olvidado como un niño entre una multitud de elefantes siniestros. Nada soy, nada comprendo. Estos días se agotan en mí. Nadie hay quien me dé un signo o la llave ancestral para salir de aquí.

Comentarios

Entradas populares