Nuevas modalidades de matrimonio en el DF


Finalmente se dio paso al desencuentro entre el Estado y la Iglesia Católica en México: En el Distrito Federal ya fue aprobada la ley para que las personas puedan contraer matrimonio sin importar su sexo. Pero para variar las posturas en contra no se hicieron esperar y la Iglesia que manda más en México emitió su desapruebo, asimismo el PAN (partido religiosamente mocho) hizo lo propio. La ciudadanía, por su parte, no ha reaccionado negativamente (hasta el momento), pero es probable que estas dos últimas instituciones movilicen a quienes son más débiles en el terreno de la fe.

En realidad una ley como esta no es algo extraordinario, pero debería tomarse en cuenta que la decadencia del matrimonio se ha incrementado por la única pareja que hasta ahora podía celebrar este evento civil: la heterosexual, por su parte, para los homosexuales se abre la puerta a una nueva etapa, que, esperemos, dure hasta que la muerte los separe.


A principios de la semana se me hizo curioso leer esta noticia en el portal del periódico La Jornada, de México, pero me llamó más la atención leer opiniones de los lectores en torno al hecho de que el Episcopado pretendía frenar la aprobación de tal ley mediante la intercesión de un abogado (¿?). Parece cómico, pero así fue: una institución religiosa extendía sus truculentas manos hacia un asunto que no le corresponde. Y como dije, lo más atractivo fueron las respuestas de los lectores, quienes, supongo en su mayoría eran gays, arremetían contra los actos pedófilos de aquellos actores de la religión de Dios, que ahora estaban en contra de una ley que tachaban de "inmoral".

Hubo una opinión que en lo particular me fascinó, uno de los lectores dijo "los derechos no se aprueban ni se ponen a consideración del pueblo -porque justo es lo que exigía el Episcopado-: se otorgan". Y por supuesto, si hay derecho de amparo por parte del Estado para una pareja heterosexual, ¿por qué no debería haberla para una homosexual?

Ahora bien, otro alegato de los altoes representantes de la iglesia católica en México es que "la unión conyugal entre un hombrey una mujer es la única capaz de procrear"... ¡Claro! Eso nadie se lo discute, o qué, ¿el hecho de que una pareja gay viva con los derechos de la ley supone también que vayan a procrear?

No, señores, no lleven el balón más allá de sus terrenos de juego, lo de Dios a Dios y lo del César al César.


Y me gustó también la participación del presidente en torno a este tema: confía en el congreso para hacer cambios.

¡Bien, muy bien desligarse de las políticas de su partido retrógrada! ¡Así hasta da gusto ser de México!


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