Todo sobre Laiza




Cuando pienso en la persona que ha sido más constante en mi vida, no pienso en un amor; sería clásico decir que mi familia, pero mi familia tiene su importancia aparte. Esa persona que se ha mantenido presente en toda mi vida es Laiza, mi gran amiga, casi mi consciencia y mi cofre de emociones: ella es quien probablemente lleva el mayor registro de mi vida que yo mismo. Conocerla fue extraño, de hecho cuando la conocí ella era lo más extraño que había visto en mi vida... O sólo era extraña: tenía cierta autenticidad que llamaba la atención y que a mí me podía intimidar un poco. No recuerdo bien cómo se dio la conexión, mi mente divaga y trae por fuera de la memoria a otras amigas: Edén Arely y Liliana, quienes sirvieron como vínculo entre Laiza y yo. No sé si fue desde siempre, pero creo que ambos supimos desde un principio que íbamos a ser inseparables; tanto es así que no sólo concluimos nuestra adolescencia en la misma escuela, sino que permanecemos juntos hasta ahora.

Si alguien me preguntara cómo es ella, además de lo que ya expresé, diría que es evolutiva (aunque un tiempo se estancó debido a una relación y a que quizá tenía muy por dentro ese sentido de pertenencia, de complementación). Laiza es una persona que continuamente está cambiando. En nuestra adolescencia tenía un aire entre místico y de sabiduría, pero con esa calidez humana en su modo de actuar: siempre sencilla, accesible, inteligente, a veces extrovertida y poco convencional. Recuerdo, y se lo he dicho, que ella siempre pudo conquistar el corazón del hombre que se le metía en el corazón (ellos deben admitirlo). Por esa simple razón creo que es una de las personas más exitosas que tengo muy cerca, y para muestra hay que ver los logros que últimamente tiene.

Algunas veces se pierde y es dispersa (¿y quién no?), otras es caprichosa (quizá su mayor defecto). Siempre está dispuesta para expresar un consejo sabio que se basa en sus conocimientos, no sólo en la experiencia. Ella es un reflejo del intelecto que posee, afortunadamente para muchos que la tenemos como amiga, ya que nos ayuda a sentirnos contentos con su conversación, con lo que comparte

Compartir: justo es otra palabra que la define. Ella siempre ha sabido compartir, pero es sabia porque compartir también implica recibir. Y he aquí otra palabra: receptividad. En la naturaleza lo receptivo equivale a lo femenino, y al ser receptiva, Laiza siempre ha tenido esa feminidad sutil que a veces complementa con pequeños arranques de masculinidad (sólo hay que escucharla hablar como tractocamionero, que en lo particular me fascina). Ella crítica la pasividad de su género, pero también sabe reconocer cuando una mujer modifica la visión de mundo del hombre.

En los momentos difíciles es frágil, hay que cuidarla mucho, hay que tenerla cerca. Tiende a apartarse poco, expresa sus emociones a quienes les tiene confianza (agradezco ser muchas veces el primero) porque no huye de sí misma, busca enfrentarse a través del reflejo que encuentra en los otro (muchas veces necesitamos del reflejo para mirarnos como somos).

Es una persona bella, tiene un alma hermosa que actualmente se refleja en Santi, su hermoso hijo.

Y como una vez dijo: fuimos y somos los raros, los poco convencionales, quizá ahí estuvo el primer vínculo entre ambos y entre quienes nos circundan.


Gracias, Lai, tu amistad es indispensable en mi vida. Tenemos la conexión más hermosa que puede existir en todo el universo.


Beto








Ella viene de colores por todos lados, se peina el cabello, es como un arco iris. Llegan colores en el aire, oh por todos lados, ella viene de colores.

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