El Héroe


Héroe y Sociedad:
El tema del individuo superior en la literatura decimonónica
por Joaquín Mª Aguirre

(Fragmento)

La literatura, desde sus inicios en los mitos, siempre ha contado con los héroes. Ya Aristóteles señalaba en su Poética que la imitación podía hacerse de tres maneras: pintando a los personajes mejores de lo que son en la realidad, pintándolos como son en la realidad o haciéndolos aparecer como peores de lo que son. Al tomar como referencia a los seres humanos para indicar las cualidades de los personajes, Aristóteles estaba ofreciendo un modelo de conducta para los espectadores o lectores. Ante los mejores es necesario admirarse, ante los iguales reconocerse y ante los peores precaverse. El héroe del mundo clásico o el del mundo medieval es un modelo de los valores que la sociedad entiende como positivos. En el héroe se encarnan las virtudes a las que los hombres aspiramos en cada momento de la historia. De igual manera, las obras literarias también ofrecían ejemplos de lo que no se debía hacer, modelos para que, con su contemplación, los hombres comprendieran lo errado de sus actos.

La vinculación entre los valores heroicos y los valores sociales es básica para comprender la transformación que se produce al llegar a la época contemporánea. Señalemos un punto de partida: para que aparezca el héroe la sociedad ha de tener un grado de cohesión suficiente como para que existan unos valores reconocidos y comunes. Sin valores no hay héroe; sin valores compartidos, precisando más, no puede existir un personaje que permita la ejemplificación heroica. El héroe es siempre una propuesta, una encarnación de ideales. La condición de héroe, por tanto, proviene tanto de sus acciones como del valor que los demás le otorgan. Esto permite que la dimensión heroica varíe en cada situación histórica dependiendo de los valores imperantes. La sociedad engendra sus héroes a su imagen y semejanza o, para ser más exactos, conforme a la imagen idealizada que tiene de sí misma. Independientemente del grado de presencia real de las virtudes en una sociedad determinada, ésta debe tener un ideal, una meta hacia la que dirigirse o hacia la que podría dirigirse.


En la época medieval, por ejemplo, los valores eran los cristianos y se personificaban en el ideal caballeresco. Si es cierto que la existencia de los héroes depende de lo señalado anteriormente, en las épocas en que no existe esa cohesión será más difícil su presencia. El héroe tendrá entonces que luchar no sólo contra sus enemigos, sino contra la opinión de sus lectores. Tendrá que convencerles a ellos, en primer lugar, de que es un héroe.


Fuente:
Aguirre, Joaquín M. “Héroe y Sociedad. El tema del individuo superior en la literatura decimonónica” [en línea]. Espéculo, Revista Literaria. Junio 1996, No. 3. <> [Consulta: 20 septiembre 2008]




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Comentarios

Hom ha dicho que…
hola profe no encontre la entrevista con la tesorito jeje eso k bueno pues solo eso me voy viste mi blog
Anónimo ha dicho que…
profeee!
esta bieeeeen!
guapooooote!
enserio
cada qe entra al salon
aaaa
se me cae la baba!!!!
asta me dan ganas de ir a la
escuelaaaa

aaa
ojala nunca se acabe el semestre
para verlo siempreeeeeee
Anónimo ha dicho que…
profeee
haaaaaaaa
un suspiro kada vz k lo veo
es bn chido
i guapo klaro
i algo sexi
espero k el semestre
dureee mucho tiempo
es mi prof favoritho

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